Casi todos los mortales siempre que se nos ha estropeado el coche hemos acudido al taller, donde en un periodo más prolongado del esperado nos han arreglado el coche. Además, siempre ha venido acompañado de una cuantiosa factura que crece cada año y cada vez comprendemos menos. Debido a estas desavenencias, la relación mecánico - cliente no han sido del todo fluidas y satisfactorias para ambas partes.
Para el cliente el tiempo que pasa su coche en el mecánico, son problemas e inconvenientes de movilidad y autonomía. También el decrecimiento de conocimientos de mecánica y el aumento de la complejidad de los automóviles, ha ayudado a que las facturas suban o sean menos comprendidas por ellos. Eso provoca un descontento y desconfianza mayor para los clientes.
En relación a los mecánicos, ellos ven como los clientes desconfían más y se quejan más que hace unos años. Además, con la crisis, los clientes son más reacios a acudir a los talleres y derivando así en menos volumen de negocio. También al complicarse más la mecánica de los automóviles, los profesionales dependen más de los fabricantes y sus piezas personalizadas. Creando así una situación de largas esperas para la adquisición de recambios y un aumento considerable en la factura final.
Por todo esto, la posible solución en algunos casos es la compra de recambios alternativos. Como podrían ser parachoques o paragolpes alternativos a las marcas de automoción. Son parachoques que constan de la misma calidad y compatibilidad que los de fábrica, pero al no constar de la marca su precio es mucho más reducido y por tanto asequible. Además su disponibilidad es más reducida, ya que puedes obtener un paragolpes alternativo, pasadas 24 horas laborales.
En definitiva, el mecánico puede ofrecer un servicio más económico y más rápido. Así el cliente no sentirá engañado y podrá disponer de su coche en un periodo mucho más corto de tiempo. Teniendo así al mecánico feliz y al cliente satisfecho.
¡¡Acelerando a fondo!!
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